Sergey Paltsev, director adjunto en el Programa del Massachusetts Institute of Tecnology (MIT) de Ciencia y Política de Cambio Global y mayor investigador en la Iniciativa de Energía de la institución, ha realizado un estudio en el que muestra que al cambiar el índice de consumo de gasolina al régimen de emisiones la Unión Europea (UE) podría ahorrarse hasta 63 000 millones de euros. Estos resultados han sido publicados en Transportation y forman parte de una publicación coescrita por científicos como Valerie Karplus, Henry Chen, Paul Kishimoto, y John Reilly, entre otros.
El equipo utilizó un modelo informático desarrollado en un programa conjunto que abarca los escenarios de los efectos interactivos en los aspectos de la economía. En base a este modelo, el análisis descubrió que usando el sistema de régimen de emisiones en lugar de las normas de kilometraje, se puede ahorrar entre 24 000 y 63 000 millones de euros hacia 2025.
“El régimen de emisiones ya existente en Europa no ha funcionado como se esperaba”, afirma Paltsev, en parte porque el precio del carbón es un tanto bajo, y porque no abarca lo suficiente a los diferentes sectores de la economía que producen dichas emisiones. Sin embargo, “el sistema puede arreglarse y esta es una gran oportunidad”.
La Unión contempla la búsqueda de un nuevo programa en cuanto a su compromiso por reducir la emisión de gases de efecto invernadero, tras el acuerdo de París por el cambio climático realizado el año pasado. Sin embargo, esta investigación aporta una valiosa guía con una estrategia más efectiva.
«A veces la realidad política no permite actuar de la mejor manera en materia medioambiental»
En lugar de adoptar un índice de consumo de gasolina, tal y como Estados Unidos hizo durante años con las normas del CAFE (Economía Corporativa de Combustible Promedio), la UE puede conseguir los mismos resultados a la hora de reducir la emisión de CO2 mediante esta propuesta. Además de hacerlo con mucho más bajo coste para la economía, según los científicos del MIT. Para lograrlo debe expandir su ya existente régimen de transmisiones, de manera que pueda abarcar el transporte y no solo la generación de electricidad y las industrias de gran consumo de energía.
“Hay muchas maneras de aplicar normas para tratar de reducir la emisión de gases de efecto invernadero”, explica Paltsev, “y a veces la realidad política no permite hacerlo de la mejor manera”. Mientras tanto, Europa busca la forma de llevar a cabo una reducción de emisiones del 40 % al llegar al 2030, tal y como se acordó en la última Cumbre del Clima del pasado junio en la capital francesa . Ante esto, la Comisión Ejecutiva podría usar este acuerdo como un impulso para adoptar el sistema de régimen de emisiones. Por su parte, el equipo de investigación espera que el acercamiento utilizado por el equipo sea utilizado en otras medidas propuestas y en otras regiones del Mundo.