La gestación subrogada es ilegal en numerosos países. Sin embargo, muchas personas recurren a ella, por lo que se pide su admisión y regulación. Este proceso resulta bastante complejo, ya que normalmente existen miles de kilómetros entre la gestante y las familias que demandan un hijo. A pesar de existir más técnicas de reproducción asistida, con unos costes menores y una menor involucración, las parejas siguen eligiendo el vientre de alquiler. Coexisten numerosas consideraciones sobre qué es realmente la gestación subrogada y si debe ser posible la legalización de esta en España o no.
El procedimiento, analizado como una donación de la capacidad de gestar, está reconocido como uno de los tratamientos de reproducción asistida más caros, por lo que la mayoría de las personas que recurren a él tienen altos niveles de ingresos económicos para poder costearlo.
Sin embargo, hay numerosos entresijos en los que se cuestiona el poder adquisitivo de la mujer gestante ya que, en numerosos casos, el útero es alquilado con una única finalidad: la compensación económica. Esta alternativa es de especial interés para aquellos individuos que han agotado el resto de recursos, así como parejas homosexuales o monoparentales. Además, una de las principales causas por las que las familias recurren al llamado vientre de alquiler es, o bien porque las garantías exigidas para realizar la adopción se convierten en trabas que parecen insalvables, o porque desean que su descendencia tenga la carga genética correspondiente.
Un deseo irrebatible
Los precios rondan en torno a los 26 000 € y los 240 000 €, posicionándose en el destino más caro Estados Unidos, debido a los altos costes del sistema sanitario. En el otro extremo se encuentra la India, donde la pobreza y la necesidad son las principales consecuencias de la maternidad subrogada. Tras saltar a la opinión pública algunos escándalos sobre la situación económica de las gestantes, se ha restringido este procedimiento en la India al ámbito nacional, por lo que los extranjeros no pueden acudir a allí para concebir un bebé.
A pesar de las críticas, la mujer que alquila su vientre durante nueve meses no tiene ningún vínculo con el embrión. El óvulo ha sido encomendado por una tercera persona hacia la gestante a través de un procedimiento in vitro. Una vez realizado el parto con éxito, la criatura pasa automáticamente al registro civil, inscrito bajo la tutela de los padres que demandan este proceso.
“La gestación subrogada requiere de mucha más involucración”
Antonio Vila Coro, fundador de la asociación Son Nuestros Hijos y padre por gestación subrogada, considera que «es erróneo hablar de gestación subrogada comercial, aunque sí se puede hablar de gestación con compensación o sin compensación». Además, recalca que la adopción no es una opción tan factible, ya que «las listas, el tiempo y los requisitos exigidos hacen de esto una tarea bastante difícil». La gestación subrogada es el equivalente a la concesión de óvulos o de esperma, pero para él «es un proceso con mayores distancias y mucha más involucración». Por ello, cree que es necesario «tener una gestante y una familia de más o menos el mismo nivel socioeconómico, que se puedan entender, que haya transparencia y comunicación”.
“No siempre es el aspecto comercial el que mueve a las gestantes”
Rubí Nieves Rodríguez Díaz, doctora especialista en Ginecología y Obstetricia señala que «existe un porcentaje de mujeres que presentan una ausencia congénita o adquirida del útero o cuyo embarazo supone un riesgo médico, no pueden sobrellevar una gestación, y la maternidad subrogada les proporciona esa oportunidad de concebir un hijo». Asimismo, esclarece que hay madres o tías que gestan el embrión de sus hijas o sobrinas respectivamente, así como que hay gestantes que, aunque no tengan ningún tipo de vínculo familiar, empatizan con las madres intencionales. «No siempre es el aspecto comercial el que mueve a las gestantes subrogadas», aclara la ginecóloga, pues también existe una versión altruista.
“Un cambio en esta legislación podría crear nuevos problemas”
Por su parte, Pablo Ignacio Fernández Muñiz, experto y miembro del Comité de Bioética en España, cree que la desigualdad social y económica puede influir de manera fundamental en la motivación de la gestante, poniendo en duda el grado de autonomía de tal decisión, incluso cuando teóricamente la cuantía recibida, sea en dinero o en especie, se considere solo una contraprestación. Igualmente, aclara que «un cambio en la legislación podría crear nuevos problemas». Entre estos se encuentra que la donante de óvulos reclame el bebé que se gestó con sus propios óvulos. A su vez, se centra en la influencia de los medios de comunicación con respecto a este proceso: «Se han venido haciendo eco de informaciones sobre casos de personajes famosos que han recurrido a la gestación por sustitución».
“Muchas veces el consentimietno de las mujeres está condicionado por desigualdades socioeconómicas”
Janet Delgado Rodríguez, enfermera especializada en Bioética y licenciada en Filosofía considera que la gestación subrogada es un tema complejo que necesita ser analizado cuidadosamente. «Desde la perspectiva de las mujeres que alquilan su vientre, estas prácticas a veces no son tan libres como parecen, porque evidentemente muchas lo hacen por necesidades económicas». Por otro lado, aclara: «Si la gestante pone su autonomía en suspenso y solo se somete a las decisiones de los demás, se le estaría forzando». La especialista en Bioética cree que «existen otras opciones, como la adopción, que pueden cumplir o satisfacer el deseo de algunas personas para ser padres o madres, pero estas deben ser más accesibles, puesto que muchas veces los procesos de adopción son sumamente largos y complejos».