Óscar Rey Luque defendió recientemente su tesis doctoral en la sección de Enfermería de la Facultad de Ciencias de La Salud de la ULL. Su trabajo trató sobre la Validación del instrumento Misscare al español (España) como herramienta de monitorización de la calidad y la seguridad de los cuidados en pacientes hospitalizados, un cuestionario que se ha adaptado al español para valorar la calidad de los cuidados enfermeros a pacientes hospitalizados.
Al nuevo doctor le llevó tres años terminar la tesis, la cual defendió ante un tribunal integrado por Máximo González, presidente del Consejo General de Enfermería y profesor de la Universidad Complutense de Madrid; María Elisa de Castro Peraza, profesora y directora de la EUENSC, que intervino como vocal, y Ángela María Ortega Benítez, profesora de la ULL que actuó como secretaria.
Óscar Rey es graduado en Enfermería en la Universidad de Cádiz y máster en Investigación, Gestión y Calidad en Cuidados para la Salud en la Universidad de La Laguna. A día de hoy trabaja en atención especializada en la Unidad de Diálisis del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria.
¿De dónde surge la idea de su investigación? “Nació de una experiencia personal. Un paciente de la Unidad de Diálisis requería una medicación para el dolor a la que yo no tenía acceso. La solicité a una enfermera y me dijo que tenía que esperar. Lo primero que pensé fue que ella priorizó otros quehaceres al cuidado básico de enfermería. Y después del estudio dedujimos que los profesionales han creado una jerarquía informal que les ayuda a tomar decisiones a la hora de aplicar o posponer determinadas acciones. Así responden más a los sistemas de trabajo que a las verdaderas necesidades. De ahí surgió la idea y averigüé si alguien había descrito este fenómeno antes y si se contaba con algún instrumento para medirlo”.
«Canarias, con 268 enfermeros por cien mil habitantes, está a la cola de Europa»
¿Por qué ocurre esto? “Porque en España, a pesar de que el enfermero es el profesional más valorado por los pacientes, hay carencias importantes en el servicio. Los motivos están relacionados con la dotación del personal, la carga laboral o la delegación de las tareas en otros profesionales, entre otras. Respecto a la plantilla debemos decir que la tasa de sanitarios de esta rama en Canarias, por cien mil habitantes, es de 268 frente a los 856 de Navarra. Esto sitúa a nuestra comunidad a la cola de toda Europa, cuya media está en torno a los 840. Esta situación le ha valido al país, que ocupa la sexta posición con menos personal, una advertencia por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos».
¿Un panorama poco alentador? «Efectivamente. Y lo que es peor, en los próximos años el sistema sanitario español se tendrá que enfrentar a grandes retos: el envejecimiento de la población, las pluripatologías y la cronificación de las enfermedades. Cabe destacar que algunos países han legislado esta ratio por pacientes y lo limitan a cuatro enfermos por profesional. En nuestro estudio hemos encontrado que la media en esta nación es de quince pacientes por enfermero y en algunos casos llega a ser de treinta y cinco».
¿Cuál es el objetivo de su propuesta? “Este trabajo ofrece un instrumento validado al contexto español que nos permite hacer una comparación con otros ámbitos y países. Es necesario visualizar qué cuidados enfermeros se demoran o se dejan de hacer para prevenir incidencias y complicaciones posteriores. Esta herramienta permite conocer si la calidad de las atenciones está comprometida y ayuda a actuar de manera precoz para no poner en riesgo al paciente”.
«Necesitamos saber qué se deja de hacer y porqué”
¿Puede explicar en qué consiste? “Se trata de la adaptación al español de España del cuestionario americano creado en el año 2009 por Beatrice Kalisch, profesora emérita de la Universidad de Michigan, con la que hemos trabajado en conjunto. Vino desde Estados Unidos a ver la presentación de los resultados. El OMICE (Cuidados de Enfermeros Omitidos), como será conocido en España, es un documento que va dirigido a los sanitarios de la rama y que tiene como objetivo valorar los motivos, expuestos por ellos mismos y basados en las experiencias laborales diarias, por los que se omiten cuidados a los pacientes hospitalizados. Necesitamos saber qué se deja de hacer y porqué”.
¿Cómo fue el proceso de validación? “Se dividió en varias fases. Una de traducción y adaptación cultural, que se inició cuando obtuvimos el permiso de la autora que nos envió el original, y otra fase de validación donde el cuestionario fue sometido a diversas pruebas en las que nos aseguramos de que conservaba las propiedades psicométricas y era aplicable al contexto español. Ha sido un proceso largo de traducción, del inglés al español y viceversa, para conseguir una versión adaptada a nuestro contexto. En las fases iniciales de validación participaron un total de 45 profesionales entre los que estaban, además de enfermeros y auxiliares, muchos de ellos bilingües, profesores de Primaria y filólogos. De estas etapas iniciales se obtuvo un documento inicial que fue sometido a una prueba de campo que consistió en administrarlo a 455 profesionales de distintos hospitales de todo el territorio nacional”.
¿Qué resultados obtuvo? “Dejó en evidencia una problemática importante en la profesión sobre los cuidados que dejan de prestarse a los pacientes. Las características del ambiente laboral influyen sobre los resultados en los enfermos y en los sanitarios. A los primeros los somete a mayor cantidad de eventos adversos y a los segundos a cronificación de enfermedades y riesgos laborales. La idea de esta iniciativa es monitorizar y valorar los déficit de registros en este sentido. La calidad del servicio y la seguridad del paciente van precedidas de una atención segura”.
«Lo que más se omite es hacer caminar al paciente tres veces al día»
¿Qué se descubrió en la prueba del cuestionario? “Que el cuidado que más se omite es el de hacer caminar al paciente tres veces al día. Otro es el bucal, seguido de la administración de la medicación según la hora programada. En cuarto lugar darles de comer antes de que se enfríen los alimentos. El que menos porcentaje acumulado obtuvo fue el del cuidado de la piel y las heridas, contrario a las medidas preventivas que evitarían la aparición de úlceras por ejemplo, que obtuvo un índice importante”.
¿A qué conclusiones llegó? “Todas las omisiones están relacionadas con la dotación inadecuada de profesionales o las elevadas cargas de trabajo, la lentitud de los sistemas informativos y la escasa comunicación con el equipo médico. El turno de diez horas o el de noche con respecto al de referencia duplicaba la omisión de cuidados. Con los datos obtenidos podemos afirmar que los enfermeros tenemos mucha dependencia de los auxiliares. Delegamos en ellos tareas que nos corresponden a nosotros, seguramente por sobrecargas de trabajo. Podemos afirmar, además, que los sistemas informáticos y determinadas formas de organizar el trabajo burocratizan las atenciones. Se percibe omisión por parte del personal tanto en entidades públicas como privadas”.
¿Qué más ventajas para los profesionales observa en su trabajo? “Lo más positivo es que los centros hospitalarios españoles pueden usarlo para cuantificar los cuidados omitidos como medida de alerta temprana para identificar aquellas unidades con insuficiente personal de enfermería o ambiente de trabajo desfavorable. Es un predictor positivo en los indicadores de mejora del servicio. Se han identificado los motivos y la relación entre la temporalidad, la insatisfacción o los turnos prolongados de trabajo. Es necesario llevar a cabo más estudios y mantener actualizadas las variables que surjan como consecuencia de cambios normativos o legislativos”.